Hubo un tiempo en que Pamplona, la capital del Reino de Navarra, también tenía un castillo, con sus murallas, sus torres, sus enormes puertas y demás elementos defensivos. En la actualidad lo único que queda de aquella fortaleza medieval es el nombre de la céntrica Plaza del Castillo.
Entre los años 1308 y 1310 el rey de Navarra Luis I Hutin mandó edificar una pequeña fortaleza en el solar de la Plaza del Castillo. Tenía planta cuadrangular, torres circulares angulares y (al parecer) repetía los modelos franceses. Tres puertas se abrían en sus murallas; una hacia la explanada de la plaza actual que cumplia funciones de Patio de Armas, una hacia el barrio de Zorriburbu y una tercera más o menos delante de las escaleras de Estafeta. Los maestros Belenguer de Cruzat y Martín de Roncal, dirigieron las obras.
Los muros del castillo corrían paralelos a la calle Estafeta y muchas de las viviendas se apoyaban en las recias paredes de la fortaleza. Durante su construcción se utilizaron piedras que procedían del burgo de la Navarrería, que había sido arrasado en 1276 durante la Guerra de los Burgos y se encontraba completamente en ruinas.
En ocasiones especiales, como en 1411, se levantaron en el castillo palcos de madera, desde el que los monarcas y los miembros de su corte, podían disfrutar de torneos, justas, lidias y los festejos que se celebraban en la plaza. Tras la conquista, Fernando el Católico, ordenó su demolición. En 1513 el mismo rey Fernando manda levantar un nuevo castillo utilizando los sillares del anterior, en el sector sur de la plaza actual.
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