jueves, 22 de octubre de 2020

LA ESFINGE DE SESOSTRIS III.




 Bajo el Imperio Medio, la esfinge, en su calidad de estatua real, parece haber encarnado esencialmente el poderío y la continuidad de la unidad del Estado, que la tenacidad de Tebas había logrado restablecer después de la caída del Imperio Antiguo, y de un siglo de crisis sociales violentas. El monumento simbólico se sale de la esfera del conjunto de las edificaciones funerarias y ante los ojos del pueblo se alza como una afirmación plástica del orden social y de sus propias fuerzas constructivas. Con ello su significación primitiva parece haberse esfumado poco a poco. A su función religiosa se añade ahora una función política y se convierte en la expresión de las aspiraciones y de las preocupaciones del momento. El valiente y justo Sesostris III hace erigir una estatua suya en un punto — fijado por él mismo — de la frontera sur, y la planta como una bandera en aquel terreno litigioso "a fin de que gracias a ella prosperéis, pero asimismo para que combatáis por ella".

Kurt Lange.

Pirámides, esfinges y faraones.

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