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jueves, 12 de marzo de 2020

PRIMEROS ASTRÓNOMOS.




La historia no ha podido conservar el nombre del primer astrónomo (aunque tampoco es relevante). Sin duda tuvo que ser uno de los primeros hombres (¿o quizás fue mujer?) que elevó la vista a los cielos, y contemplar el Sol, y mirar la Luna, y preguntarse que era aquella Gran Bola de Fuego que iluminaba la Tierra cada día o la Esfera Brillante que aparecía cada noche en el Cielo Nocturno. También tuvo que preguntarse por la infinidad de diminutos puntos brillantes que iluminaban el cielo como lejanas e inalcanzables antorchas. Desde el principio estos astros adquirieron para el ser humano una utilidad práctica: el Sol proporcionaba calor y luz durante el día, mientras que la Luna permitía realizar expediciones, por ejemplo para cazar, durante la noche.

En estos primeros tiempos el estudio del Cosmos, de los Cielos, era una mezcla de hechos sorprendentes, observación directa, mucha superstición y creencias religiosas. Brujo, astrólogo, sabio, sacerdote y astrónomo venía a ser lo mismo. La aparición regular y diaria del Sol en el firmamento, las fases mensuales de la Luna y la posición del Sol según las diferentes (y sucesivas) estaciones, proporcionaron a las tribus y bandas un sistema para regular sus vidas, conforme a los ritmos que imponía la Gran Madre Naturaleza.

Con el surgir de la Civilización aparecen hombres dedicados por entero al estudio del Cielo y los astros. En esta disciplina van a destacar los caldeos de Babilonia. Antes de aprender a escribir, el hombre ya contaba los días, numeraba los meses y determinaba las estaciones del año. Con la innovación de la escritura, estos astrónomos pudieron anotar los movimientos de los cuerpos celestes y con ello fueron capaces de predecir los eclipses (aunque aún no conocían sus causas). Las mediciones eran tan exactas que por ejemplo los chinos tenían un calendario de 365 días, hace casi 5000 años. Por otro lado, en al Antiguo Egipto la predicción exacta de las grandes inundaciones del río eran cuestión de supervivencia, un asunto de vida o muerte.


jueves, 5 de marzo de 2020

ENUMA ELISH.




Los astrónomos caldeos (tribu semita que se asentó en Babilonia) pasaron mucho tiempo observando los cielos, tomando anotaciones y tratando de encontrar una explicación a la existencia. De la mano de esos sabios salió Enuma elish, la cosmología más antigua de la que tenemos constancia escrita. La obra, cuyo título significa "Cuando en lo Alto", fue redactada quince siglos antes de Cristo y describe el nacimiento de nuestro mundo a partir de un Caos primordial. Este escrito tiene la forma de un poema, recogido en las típicas tablillas de arcilla (soporte que se utilizaba en Mesopotamia para la escritura) y fue hallado en las ruinas de la biblioteca que el rey Assurbanipal había construido en Nínive. Podemos imaginar que los caldeos concebían el origen de todo como una suerte de Big Bang Mitológico, del que participan, entre otros, el todopoderoso dios Marduk.

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