El peregrino
abandona Cizur Menor, la antigua encomienda sanjuanista, y dispone el
cuerpo y el espíritu para ascender a la Sierra del Perdón. En la
lejanía se hacen visibles las pequeñas poblaciones de la Cendea de
Cizur, como Sagües, en la que destaca la torre pétrea de su
iglesia. El templo está consagrado a San Miguel y fue restaurado
hace algunos años.
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