Los conflictos producidos por las guerras de Religión hicieron peligroso el Camino. Algunos lugares de alojamiento tuvieron que cerrar, lo mismo que ciertos monasterios, con lo que se marca más aún el declive de la peregrinación. El golpe de gracia lo dará la Revolución Francesa y, más tarde, la ley de Desamortización de España. En 1836, por instigación de Álvarez de Mendizábal, se expoliaron todos los bienes monásticos y eclesiásticos. Por eso es por lo que la biblioteca de los monjes de Samos se vendió a precio de papel.
(En 1836, Juan Álvarez de Mendizábal inspira la promulgación de la ley de Desamortización, que nacionaliza los bienes monásticos y eclesiásticos, para ponerlos a la venta en adjudicaciones públicas. La alienación de los bienes del clero, tanto regular como secular, se completaría con la ley general de 1 de mayo de 1855 con la ley de Madoz).
Al cambio de siglo, disminuía el número de peregrinos; pero la Vía Láctea, símbolo de otra realidad, seguía brillando en el cielo, como fulgor de esperanza de una resurrección del camino de las ocas salvajes y los gansos libres.
Michel Armengaud
La peregrinación de Compostela: una búsqueda espiritual
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