Cádiz es la ciudad de los cien profetas, Juan Carlos Aragón fue uno de ellos, sus versos y sus acordes forman parte de la banda sonora de la Tacita de Plata y de miles de aficionados al Carnaval a ambos lados de la Puerta de Tierra. Para el Capitán Veneno el carnaval era crítica, ironía y acidez, pero también lujuría, gamberrismo y hedonismo, poco antes de irse a cantar coplas con el mismísimo Ángel Caído, nos legó el maravilloso Credo que cantaron los Peregrinos.
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