sábado, 16 de enero de 2021

MARÍA PACHECO, LA LEONA DE CASTILLA.

 


El 23 de abril de 1521, las tropas del rey Carlos I derrotaron a los Comuneros en la batalla de Villalar. Sus líderes fueron ejecutados. La viuda de Juan de Padilla, María Pacheco, atrincherada en Toledo mantuvo la causa comunera durante varios meses. Por las venas de María corría la sangre de Juan Pacheco, orgulloso Marqués de Villena y valido del rey castellano Enrique IV. Su abuelo se opuso a Isabel de Castilla, y siguiendo la tradición familiar María hizo lo mismo con Carlos. De casta le viene al galgo.

María era hija de Íñigo López de Mendoza “el Gran Tendilla” y de Francisca Pacheco, hija del Marqués de Villena, y tomó el apellido materno para diferenciarse de sus hermanas. María era una mujer culta, dominaba el latín y el griego, y tenía conocimientos de matemáticas, letras e historia. Casada muy joven con Juan de Padilla, juntos tomaron parte activa en la revuelta de las Comunidades contra el joven rey, y aspirante a emperador, Carlos. Mientras Juan combatía por los campos vallisoletanos, María gobernaba la ciudad de Toledo. Tras las derrota de Villalar, María desplegó una frenética actividad par mantener viva la causa y la resistencia misma de la plaza; pasaba revista a las tropas, las arengaba y les pagaba el sueldo.

Nueve meses aguantó el asedio, hasta que con la ciudad rendida por las tropas realistas, la Leona de Castilla consiguió huir y llegar a Portugal. Desde su exilio, convertida en una figura simbólica del espíritu comunero, María mantuvo siempre el sueño de una España que no pudo ser, una monarquía alternativa con Juana, la desdichada hija de Isabel, al frente de la misma.


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