Las dos iglesias enfrentadas vigilan el camino y defienden, desde el sur, la ciudad de Pamplona. La orden de Malta, desde su iglesia fortificada, acoge, cuida y da refugio al peregrino. Un espacio acogedor y apto para el descanso del caminante. Inmemorial hermandad hospitalaria. Un corto pero intenso ascenso, conduce desde las afueras de Pamplona (superando la ciudadela) a Cizur Menor.
Desde el siglo XII Cizur fue sede de una encomienda de los Hospitalarios de San Juan de Jerusalén, copropietarios de una buena parte de las tierras de la Cendea. En la iglesia de San Miguel Arcángel del siglo XIII se instaló un hospital de peregrinos. Sigue existiendo un alberge gestionado por los hospitalarios. Es la localidad más poblada del municipio (cendea). Otra iglesia destacada es la dedicada a San Emeterio y San Celedonio, enclavada en el centro mismo de la población.
Bar Kaioba: Un pincho de tortilla y una caña con limón, el desayuno ideal para el peregino. Una zona residencial en las proximidades de Pamplona con una larga historia que contar.
La soberana Orden de Malta se estableció en Cizur allá por el siglo XII. Del complejo contrurido a inicios del siglo XIII, subsiste una torre y la iglesia, restaurados ambos a finales del siglo XX. La encomienda fue hospital que cobijó a peregrinos durante siglos siguiendo los deseos de la Orden. El templo es visitable en verano, mientras se encuentra abierto el refugio de peregrinos que, justo en frente, atienden los sanjuanistas.
Viendo la enjundia de las dos iglesias, Cizur debe ser enclave de dilatada historia. Posible desarrollo al amparo de Pamplona. Desde aquí se otea el Pirineo (a un lado) y el Alto del Perdón (al frente). El peregrino abandona Cizur Menor por el frontón, y al salir de la localidad, el camino comienza a ganar altura. Visto desde Cizur el Alto del Perdón asusta (y mucho).
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