¿Proyección en la cristiandad
del ideal de guerra santa del Islam? ¿Transformación de cofradías
encargadas de proteger a los peregrinos. En cualquier caso, las
órdenes militares constituirán la fuerza militar más estable con
la que cuenten los estados latinos de Tierra Santa y la punta de
lanza de operaciones militares contra los infieles en otros ámbitos
geográficos.
El hospital de San Juan de
Jerusalén, matriz de los hospitalarios, fue restaurado por el monje
Gerardo, en 1099. En los años inmediatos, sobre todo desde el
maestrazgo de Raiumundo de Puy, la institución admitirá en su seno
a caballeros. Se dará así un carácter militar más acentuado,
aunque los términos bajo los que se constituya su estructura
orgánica (capítulo general, comendadores, prioratos . . . ) sigan
recordando los de una orden monástica.
El Temple, la más famosa de las
órdenes, surgió en torno a Hugo de Payens, en 1118. Diez años más
tarde se fija la regla de la orden bajo la inspiración de San
Bernardo. El santo de Claraval será su gran propagandista en su De
laude novae militiae, de donde, entre otras cosas, se dice que “es
caballero sin miedo y sin reproche quien protege su alma con la
armadura de la fe, igual que cubre su cuerpo con la cota de mallas”.
El cúmulo de privilegios que la
orden fue reuniendo en los años siguientes y una organización
dotada de una gran autonomía, tanto en lo temporal como en lo
espiritual, harían de los templarios una auténtica potencia
paralela a los distintos poderes del momento. Los propios estados de
Tierra Santa, cuya defensa constituía el principal objetivo de la
institución no se vieron libres de este peligro. La pérdida de
Jesuralén, a fines del siglo XII, y un reclutamiento a veces dudoso
fueron en detrimento de un Temple que, a la larga, fue más una
gigantesca organización financiera que otra cosa.
Al margen de la supranacionalidad
de hospitalarios y templarios, habrían de desarrollarse otras
órdenes militares. En las marcas orientales del Sacro Imperio, las
de los Portaespadas y la de Santa María de los Teutones, fundidas en
la Orden de los Caballeros Teutónicos. Ellos harán de algunas
regiones del Báltico un auténtico estado teocrático impulsado,
desde 1220, por Herman von Salza. En la Península Ibérica, a las
coyunturales cofradías militares suceden, desde mediados del XII,
órdenes militares en toda regla: Santiago, Calatrava y Alcántara
que, desde fecha temprana, se disponen a competir con templarios y
hospitalarios ya asentados en territorio hispánico.
Emilio Mitre.
Historia de
la Edad Media en Occidente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario