La pesca con cormoranes es una
antigua práctica desarrollada por pescadores chinos que vivían (y
viven) en las orillas del río Lí, en la provincia autónoma de
Guangxi.
Hace varios siglos, no se sí
mucho o pocos, los pescadores que moraban en pueblos y aldeas bañadas
por el río Lí, como Yangshuo (destacado destino turístico en la
actualidad), descubrieron que el cormorán, un ave acuática de
mediano tamaño y excelente buceadora, les podía ayudar a ganarse la
vida. Los tiempos difíciles ayudan a agudizar el ingenio.
El mejor momento para desarrollar
esta actividad es la noche, cuando la marea es propicia. El pescador
sale con su pequeña barca de bambú acompañado por uno o dos
cormoranes, que han sido entrenados prácticamente desde que
nacieron. Cuando el pescador, hombre observador, paciente y curtido
por años de experiencia, intuye que hay peces, suelta al cormorán
que se zambulle presto bajos las aguas del río.
El ave vuelve al barco con la
captura en la boca, el hombre lo coge y extrae el pez de la garganta
del animal. Previamente había atado una cuerda al pescuezo del
cormorán, para que no pudiese tragar la presa. Cuando el cubo está
lleno de peces, el pescador entrega dos o tres a sus cormoranes que
llenan la panz, al tiempo que el hombre llena sus bolsillos.
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