A la entrada
del palacio de los Verdugo en Ávila (tierra de vettones) encontramos
a uno de los más interesantes verracos (por tamaño y estado de
conservación) de la capital abulense.
Un ejemplar
de toro, procedente de Muñogalindo, con una morfología que
recuerda, y mucho, a los simbólicos y archiconocidos Toros de
Guisando.
La cabeza y la cara muestran claramente a un bóvido.
¿Dioses de
piedra?. Tanto esfuerzo para esculpir unas criaturas que no son
divinas. Parece poco probable. Ávila tierra de vettones y de
zoomorfos puede contener las claves de este enigma. Misterio
misterioso, pero lo que queda claro es que estas manifestaciones
artísticas pertenecen a pueblos ganaderos.
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