Hera, hija de Crono y Rea, nació en la isla de Samos o, según
algunos, en Argos, y la crió en Arcadia Temeno, hijo de Pelasgo. Las
Estaciones fueron sus nodrizas. Después de desterrar a su padre
Crono, el hermano gemelo de Hera, Zeus, fue a verla en Cnosos, Creta,
o según dicen algunos, en el monte Tórnax (llamado ahora Montaña
del Cuco) en Argólide, donde la cortejó, al principio sin éxito.
Ella se compadeció del dios solamente cuando éste se disfrazó de
cuco enlodado, y le calentó cariñosamente en su seno. Allí él
reasumió inmediatamente su verdadera forma y la violó, y ella se
vio obligada a casarse con él por vergüenza.
Todos los dioses asistieron a la boda con regalos, entre los que
destacó el de la Madre Tierra, quien le regaló a Hera un árbol con
manzanas de oro, que luego guardaron las Hespérides en el jardín
que Hera poseía en el monte Atlas. Ella y Zeus pasaron su noche de
bodas en Samos, y esa noche duró trescientos años. Hera se baña
regularmente en la fuente de Canatos, cerca de Argos, y así renueva
su virginidad.
De Hera y Zeus nacieron los dioses Ares, Hefesto y Hebe, aunque
algunos dicen que Ares y su hermana gemela Eris fueron concebidos
cuando Hera tocó cierta flor, y Hebe cuando tocó una lechuga, y que
Hefesto también era su hijo partenogénito, prodigio que él no
quiso creer hasta que la aprisionó en una silla mecánica con brazos
que se cerraban alrededor del que se sentaba en ella, y así le
obligó a jurar por el río Estigia que no mentía. Otros dicen que
Hefesto era hijo suyo con Talos, el sobrino de Dédalo.
Robert Graves.
Los Mitos Griegos.
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