sábado, 5 de mayo de 2018

MARMOTA ALPINA



Un roedor de gran tamaño, una especie de ardilla de tierra, de orejas y cabeza corta, amante del sol, la siesta y la montaña. La Marmota Alpina – Marmota marmota – pasa la mitad de su vida durmiendo y la otra mitad tumbada al Sol. Durante las glaciaciones las marmotas invadieron todo el continente europeo. Con la retirada de los hielos quedaron constreñidas a los Alpes y los Cárpatos. Posteriormente fueron reintroducidas en los Pirineos donde han conseguido medrar. Habitantes pretéritos de las montañas, conocidos en la Antigüedad Clásica, el naturalista Plinio el Viejo las llamó “ratones de los Alpes” y escribió que transportaban la comida a su cubil llevándola sobre la espalda.

Las marmotas alpinas viven en las laderas de las montañas a más de 2000 metros de altitud y es capaz de alimentarse de una considerable cantidad de plantas, aunque suelen ocupar las altas cumbres rocosas, desprovistas, casi totalmente, de cubierta vegetal. También necesitan suelos suficientemente profundos para cavar sus madrigueras. Se organizan en pequeños grupos familiares, y cada uno de estos grupos dispone de una acogedora madriguera cuyo interior forran cariñosamente con paja.

Son animales tímidos y austadizos, que les encanta el sol, pero el sol fuerte de mediodía y de pleno verano. Pueden pasar horas enteras tumbadas bajo sus rayos. La mejor forma de observarlas es desde la distancia utilizando unos prismáticos. Se puede ver como salen de su madriguera, corretean por la hierba y se levantan, de cuando en cuando, sobre sus patas traseras para ver si hay algún peligro. El águila real es su enemigo más peligroso y cuando la marmota centinela ve aproximarse alguna lanza un característico silbido de aviso. El resto del grupo corre a esconderse. Como la mayoría de los roedores la marmota necesita del contacto físico y de forma continua con sus congéneres, se agarran, se frotan las narices y se rascan con las patas.


Cuando llegan los fríos el clan familiar de marmotas, compuesta por tres o cuatro decenas de individuos, se introducen en la guarida excavada bajo tierra, taponan las entradas y en la cámara más profunda se echan a dormir todas juntas y apretadas. De esta manera consiguen mantener el calor. Este profundo sueño dura no menos de cinco meses, y es que la marmota es uno de los animales de considerable tamaño que hacen una hibernación auténtica. Con el despertar de la primavera, despierta también el celo.

Según el naturalista suizo Hainard a estos animales lo que mas les entusiasma son “los bellos días, la vida apacible, el alimento abundante, los juegos sobre la hierba y la siesta al sol”. Como esos turistas nórdicos que cruzan Europa buscando el sol y las playas del mar Mediterráneo.



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