Un
condenado caga monedas de oro.
Otro
cuelga de una llave inmensa.
El
cuchillo tiene orejas.
El
arpa ejecuta al músico.
El
fuego hiela.
El
cerdo viste toca de monja.
En
el huevo, habita la muerte.
Las
máquinas manejan a la gente.
Cada
cual en lo suyo.
Cada
loco con su tema.
Nadie
se encuentra con nadie.
Todos
corren hacia ninguna parte.
No
tienen nada en común, salvo el miedo mutuo.
—Hace
cinco siglos, Hieronymus Bosch pintó la globalización —comenta
John
Berger.
Eduardo Galeano. Espejos.
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