El ajedrez de Carlomagno, junto
a otras curiosas piezas como las mazas de Roldán y de Oliveros, el
Olifante del propio Roldán, o las zapatillas del arzobispo Turpín,
forma parte de la colección expuesta en el museo de Roncesvalles.
Esta pieza de extraordinaria
belleza, confeccionada en Montpellier a mediados del siglo XIV, es en
realidad un relicario, donde se alternan casillas esmaltadas con
otras que contienen reliquias.
La leyenda cuenta que
Carlomagno estaba jugando una partida de ajedrez en este tablero,
cuando oyó el olifante de Roldán solicitando ayuda. El emperador
abandona su sitio y corre montaña arriba para socorrer a su paladín,
pero la ayuda llega demasiado tarde y Roldán muere en la batalla.
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