Si hay una bebida típica de
China, esa es el té. Allí presumen de la antigüedad de esta
infusión y del ritual que le acompaña. Lu Yu maestro del té,
escribió una colosal obra “Chao Jing” sobre el cultivo, la
preparación y la forma adecuada de beberlo.
Lu Yu nació durante la próspera
época de la dinastía Tang, un hito brillante de la cultura china.
Huérfano a los seis años fue adoptado por un monje, Zou Fuzi. El
maestro enseñó todo lo que sabía sobre el té al alumno y Lu Yu
aprendió, no solo a cultivarlo y prepararlo, sino sus múltiples y
apreciadas propiedades terapéuticas. A menudo se ocupó de la salud
de sus compañeros de monasterio.
En cierta ocasión descubrió un
manantial debajo de una roca y decidió preparar un té con aquella
agua tan cristalina. Cuando se llevó la infusión a la boca quedó
sorprendido por su agradable sabor y comprendió la importancia de la
calidad del agua para preparar una buena bebida.
Entonces Lu Yu decidió apartarse
del mundo y estudiar esta planta para desentrañar todos sus
secretos. Viajó probando distintos tipos de té y de aguas, fue
apartándose del budismo y dio forma a su propia filosofía. Todo el
conocimiento adquirido quedó recogido en su “Clásico del Té”.
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