Li Po – o Li Bai como es más
conocido – es uno de los más excelsos poetas de la literatura
china. Tuvo la suerte de vivir durante la Dinastía Tang, una época,
brillante desde el punto de vista cultural, de relativa paz y
libertad. Durante sus años mozos pasó un tiempo como eremita y
luego viajó por el inmenso país, el Reino del Medio. Sus poemas –
más de diez mil – tocan todos los temas clásicos: el amor, la
nostalgia, la vida, la guerra, la naturaleza, el placer....
“Rodeado de flores, libo solo,
ante un jarro de vino.
Alzando la copa, convido a la
luna.
Con mi sombra, somos tres.
Aunque la luna no puede beber,
y mi sombra en vano me sigue,
las tomo por compañeras
transitorias.
¡Divirtámonos antes de que pase
la primavera!.
Canto mientras la luna pasea.
Bailo, mientras mi sombra vacila.
Antes de mi embriaguez nos
solazamos juntos.
Cuando estoy ebrio, se deshace
nuestra compañía.
¡Oh luna! ¡Oh sombra!. Seréis
mis inmortales
amigas.
Ya nos reuniremos algún día
en el cristalino mundo de las
estrellas”.
Li Po se embriagó de vida, se
entregó al vino y acabó enamorado de la luna. Delicada y sensual
pluma de la dinastía Tang, exaltó la soledad, abrazó la bohemia y
dedicó delicadas palabras a la naturaleza. En un mano la plumilla y
en la otra la jarra de vino, con la luna eran tres. Poeta que perdió
la cordura (si alguna vez la tuvo) y una noche clara se lanzó a un
lago para abrazar el reflejo de la luna en el agua. Nunca más fue
visto.
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