Ladislao I se convirtió en rey
de Polonia en 1320 acabando con la anarquía que se había apoderado
del reino tras la muerte del último rey de la dinastía premíslida
de origen bohemio. Partiendo de sus propios dominios unió a los
diferentes duques y príncipes, y con la colaboracion de la Iglesia
Católica, convenció a todos y logró se coronado rey.
Durante su reinado se consolidó
la autoridad regia, abandonando de paso las viejas fórmulas
feudales. Estableció sólidas alianzas con húngaros y bohemias,
emparentando con sendas casas reales, y combatió, cuando fue
necesario, a los caballeros de la Orden Teutónica.
Los ricos burgueses fueron su
principal apoyo para imponerse a los nobles de cuna y de esa forma
asentó los sólidos cimientos del Reino de Polonia. A partir de este
momento una auténtica potencia regional. Su hijo Casimiro III “el
Grande” continuó su obra.
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