El cuarto de los grandes eones en
que geólogos y paleontólogos dividen la historia de nuestro planeta
es el Fanerozoico, el tiempo de la vida con mayúsculas. Su inicio
cierra para siempre el larguísimo precámbrico.
El sustantivo Fanerozoico
significa “eón de la vida animal visible” y es que en los
profundos estratos de la corteza, correspondientes a este periodo
aparecen abundantes fósiles, muy semejantes a los animales que
componen la biosfera en la actualidad.
Un cambio bioquímico, acontecido
a finales del precámbrico hizo posible la gran explosión de la vida
animal. Muchos organismos, más o menos complejos, iniciaron un
proceso de biomineralizazión, a partir del cual ya eran capaces de
sintetizar sustancias minerales para constituir un esqueleto o
sostén. Este nuevo armazón óseo significó una serie de ventajas;
mayor protección frente a los potenciales depredadores, y a las
radiaciones ultravioletas, además de proporcionar un soporte para el
desarrollo de nuevos sistemas musculares.
El Fanerozoico comenzó hace 540
millones de años, y se extiende hasta este preciso momento en que te
encuentras leyenda esto. El eón se divide en tres eras: Paleozoica ,
Mesozoica y Cenozoica.
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