Cada mañana Kaya Maghare Sissé, flamante emperador de Ghana recorría Koumbi-Saleh, capital imperial, acompañado de un numeroso séquito. El emperador montaba a caballo, escoltado por su guardia y cortesanos. Elefantes y jirafas abrían el desfile, cuyo objetivo era mostrar al pueblo el poderío de su tunkara (título del emperador).
Era también el momento en que cualquier ciudadano podía acercarse a él, dirigirle la palabra y exponerle sus problemas. El magnánimo Kaya Maghare Sissé también condecía multitudinarias audiencias en un enorme pabellón custodiado por diez caballos, diez pajes con armas de oro y diez perros. Sentado en su trono, el emperador oía atentamente las quejas y súplicas de los súbditos, que desfilaban hacia el soberano al son de tambores. Sus familiares, nobles, ministros y gobernadores asistían a estas ceremonias completamente engalanados.
Kaya Maghare significa literalmente "dueño del oro", y es que este soberano, principal artífice del Imperio de Ghana, detentaba el monopolio del preciado metal para evitar fluctuaciones en su cotización. En la dinastía fundada por Kaya Maghare, la sucesión a la corona era por vía matrilineal, pues el emperador difunto era reemplazado por el hijo de su hermana.
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