Ahora sabemos lo bastante acerca
de lo que solió llamarse la “edad de la fe” como para descartar
la idea de una sociedad obediente, ordenada hasta el extremo de
renunciar voluntaria e inexplicablemente a mezclarse en nada
referente al gobierno, a la doctrina, al culto y a los intereses
artísticos de la iglesia. Ya no creemos en la existencia de una
comunidad de fieles que, aunque esencialmente bárbara e ignorante,
estaba bien educada y fue siempre tan sumisa respecto de los
misterios de la fe cristiana. En la Edad Media el paganismo fue tan
endémico, la especulación tan audaz, el lenguaje tan punzante, las
variedades de la experiencia religiosa tan numerosas y extravagantes,
como en cualquier período de la historia de la humanidad. El sistema
estatal de la Europa moderna, su nacionalismo, las tradiciones de
política exterior y las ideas, extrañamente mezcladas de derecho,
fuerza y utilidad, tienen su origen en la Edad Media.
F.M. Powicke.
No hay comentarios:
Publicar un comentario