Integrista cristiano en la Córdoba
musulmana. Hastiado y enfadado por la cantidad de cristianos que
relajaban sus costumbres y vivían como los hijos de Alá, Eulogio
inició una serie de ataques frontales contra la fe islámica. Hábil
manipulador manejó a las masas a su antojo, y junto a su compinche
Álvaro, consiguió que un grupo de trece personas, aspirantes al
martirio, insultasen al Profeta del Islam delante de la autoridad
musulmana. Esta era la forma más rápida de acceder al martirio. Los
jueces dictaron sentencia; la muerte para todos ellos.
Pero no ceso la lucha –
demasiado absurda – por parte de Eulogio, que no paró hasta que el
emir Mohamed I ordenó su decapitación. Tal vez consiguió acercarse
al Sumo Hacedor.
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