4 El Promontorio Sagrado.
Pero hablemos ahora de cada región en particular comenzando de nuevo desde el Promontorio Sagrado. Ésta es la elevación más occidental, no solamente de Europa, sino también de toda la tierra habitada; pues por Poniente se halla ésta delimitada por los dos continentes con el promontorio de Europa y el saliente de Libia, de los cuales uno lo ocupan los iberos y otro los maurusios, pero la tierra ibérica se adelanta por el mencionado Promontorio unos mil quinientos estadios, y en concreto, a él y a la tierra de su vecindad la llaman en lengua latina Cuneus, que quiere decir cuña. Este mismo Promontorio que avanza en el mar, Artemidoro, que según afirma estuvo en el lugar, lo asemeja a un navío, y dice que contribuyen a la figura tres islotes, uno en la posición de espolón y los otros, que tienen fondeaderos adecuados, en la de ser orejeras de proa. Asegura que no se ve allí ni altar de Heracles (y que en esto miente Éforo) ni de ningún otro dios, sino piedras esparcidas en grupos de tres o cuatro por doquier, que los que llegan hacen rodar y cambian de sitio, después de ofrecer libaciones, según una costumbre ancestral; y que no está permitido hacer sacrificios ni acceder de noche al lugar, por decirse que en este tiempo lo ocupan los dioses, sino que los que acuden para contemplarlo hacen noche en una aldea cercana y luego suben de día, llevando consigo agua por la falta que de ésta padece el lugar.
5 Controversia sobre el crepúsculo.
Esto posiblemente sucede como Artemidoro dice, y hay que creerlo; pero lo que ha referido ateniéndose a la multitud y al vulgo, no del todo.Pues dice Posidonio que la gente cuenta que cuando se pone el Sol en la zona vecina del Océano, aumenta de tamaño y emite un sonido muy semejante a como si el mar silbara en el momento de su extinción al caer en las profundidades. En su opinión, es mentira tanto esto como que la noche sobrevenga inmediatamente después del ocaso, porque no sería inmediatamente, sino un poco después, como ocurre en los otros grandes mares; pues en las regiones donde se oculta tras de unas montañas sucede que es mayor el tiempo de claridad después del ocaso debido a la reflexión de la luz, mientras que allí la claridad no dura tanto tiempo. No obstante tampoco comienza enseguida la oscuridad, al igual que en las grandes llanuras; y en los mares aumanta la apariencia de su tamaño, lo mismo en las puestas que en las salidas, porque los vapores se elevan de las aguas en gran cantidad: la vista, quebrándose a través de ellos como a través de vidrios, recibe las imágenes ampliadas, como cuando ve, a través de una nube delgada y sutil, ponerse o alzarse el Sol o la Luna, momento en que el astro aparece también rojizo. Cuenta que refutó el error cuando pasó treinta días en Gádira y observó las puestas. Artemidoro afirma que el Sol se pone con cien veces su tamaño y que la noche sobreviene al instante. Ahora bien, que él viera esto personalmente en el Promontorio Sagrado no debemos admitirlo si atendemos a su propia declaración, puesto que dijo que de noche nadie subía, de modo que tampoco podría nadie subir al ponerse el Sol, sies que realmente sorprende al punto la noche; pero tampoco hay que creer que lo viera en otro lugar de la costa oceánica, pues también Gádira están en el Océano y atestiguan en contra de Posidonio y otros autores.
5 Controversia sobre el crepúsculo.
Esto posiblemente sucede como Artemidoro dice, y hay que creerlo; pero lo que ha referido ateniéndose a la multitud y al vulgo, no del todo.Pues dice Posidonio que la gente cuenta que cuando se pone el Sol en la zona vecina del Océano, aumenta de tamaño y emite un sonido muy semejante a como si el mar silbara en el momento de su extinción al caer en las profundidades. En su opinión, es mentira tanto esto como que la noche sobrevenga inmediatamente después del ocaso, porque no sería inmediatamente, sino un poco después, como ocurre en los otros grandes mares; pues en las regiones donde se oculta tras de unas montañas sucede que es mayor el tiempo de claridad después del ocaso debido a la reflexión de la luz, mientras que allí la claridad no dura tanto tiempo. No obstante tampoco comienza enseguida la oscuridad, al igual que en las grandes llanuras; y en los mares aumanta la apariencia de su tamaño, lo mismo en las puestas que en las salidas, porque los vapores se elevan de las aguas en gran cantidad: la vista, quebrándose a través de ellos como a través de vidrios, recibe las imágenes ampliadas, como cuando ve, a través de una nube delgada y sutil, ponerse o alzarse el Sol o la Luna, momento en que el astro aparece también rojizo. Cuenta que refutó el error cuando pasó treinta días en Gádira y observó las puestas. Artemidoro afirma que el Sol se pone con cien veces su tamaño y que la noche sobreviene al instante. Ahora bien, que él viera esto personalmente en el Promontorio Sagrado no debemos admitirlo si atendemos a su propia declaración, puesto que dijo que de noche nadie subía, de modo que tampoco podría nadie subir al ponerse el Sol, sies que realmente sorprende al punto la noche; pero tampoco hay que creer que lo viera en otro lugar de la costa oceánica, pues también Gádira están en el Océano y atestiguan en contra de Posidonio y otros autores.
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