sábado, 29 de mayo de 2021

LOS PEREGRINOS GUÍADOS POR FAROS.




Según la historia marítima, Ptolomeo I (360-283 a.C.) construyó en la Isla de Faro una torre donde puso un fuego para “orientar con sus luces a quienes navegaban en aguas próximas a la desembocadura del Nilo” (Soria y Puig 189). En aquel momento, la torre de Ptolomeo fue considerada una de las siete maravillas del mundo antiguo y dio nombre a lo que hoy conocemos como faros. Asimismo, los romanos construyeron faros en La Coruña para ayudar a los peregrinos del norte de Europa. Por todo el norte de España, a lo largo de la costa gallega, había faros que no sólo señalaban la costa, sino que, también hace muchos años, señalaban el Camino de Santiago. “Se ha especulado que la iglesia del Santo Sepulcro de Torres del Río en Navarra funcionaba de noche como un faro”. Además, la Iglesia de Santa María en Eunate también fue considerada parte de la red de faros del Camino de Santiago.

El uso de faros en el Camino de Santiago servía para ayudar a los peregrinos a salir de los puertos de las montañas de la misma manera que los faros de la costa ayudaban a los marineros a navegar por las costas irregulares para llegar a puerto sin encallar en las rocas. La necesidad de señalar e iluminar los puertos es obvia cuando se lee la siguiente analogía: si los puertos del mar son los más abrigados de la costa, los puertos de montaña son los más desabrigados de cualquier camino. Como se ha mencionado, dos iglesias que servían como faro en el Camino son la Iglesia de Santa María en Eunate y la Iglesia del Santo Sepulcro en Torres del Río.


[…] Es obvio que las iglesias del Camino eran mucho más que sólo un centro religioso y un hospital o albergue para los peregrinos; también servían como las primeras señales visuales del Camino de Santiago. Cada pueblo que el Camino atravesaba tenía la responsabilidad de ofrecer servicios en apoyo a los peregrinos; además de los hospitales o los albergues que existían –y aún existen– a lo largo de la ruta, las iglesias tenían un propósito doble: funcionaban como centros de cristianismo y eran las señales principales del Camino. Durante siglos, los faros eran la única clave para el peregrino, indicándole que estaba siguiendo la ruta deseada.

En la Edad Media, el fuego era la manera más fácil y común de señalizar el Camino, y los peregrinos esperaban verlo cuando se acercaban a un pueblo o en un momento de desvío. Sin embargo, el fuego sólo funcionaba durante la noche y los días claros. Es decir, sólo cuando no había nubes, niebla o cualquier otro fenómeno que pudiera oscurecer el fuego; esto no significa que el faro no cumpliera con su propósito, sino que su uso estaba demasiado limitado en las montañas, donde el mal tiempo era frecuente por periodos extensos a lo largo del año. Por otra parte, los avances arquitectónicos también influyeron en el papel de las iglesias como señales del Camino; con los del arte gótico se introdujeron torres más altas y el hecho de que la campana fuera más utilizada creó la oportunidad de emplear esta combinación artística para mejorar la señalización del Camino y para orientar al peregrino perdido.

Las señales del Camino de Santiago. Algo más que

flechas amarillas y conchas de vieiras.

Miguel Harrison.

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