martes, 7 de marzo de 2023

PALAZZO BEMBO - BOLDÚ.

 



Venecia no es especial por sus grandes monumentos, Venecia te atrapa por sus detalles. Como la extraña criatura esculpida en la fachada del Palazzo Bembo-Boldú (Cannaregio 5999).




Cannaregio ofrece las dos caras de Venecia. Cientos, miles de turistas transitan por la Strada Nuova, procedentes de la Ferrovía (o con destino a ella) en su vertiginosa marcha por alcanzar San Marco y el Rialto. Pero conforme nos vamos alejando del Gran Canal, buscando el mar en sentido contrario (hacia Fondamenta Nuova) el gentió es sustituido por calles y canales, silenciosos y tranquilos. Donde uno, en vez de dejarse arrastrar por la marea humana que día tras día inunda la ciudad, puede marcarse su propio ritmo. Entonces Venecia hace su magia. Cierra sus calles a tu espalda, y ya no puedes escapar. Y es en este sestiere (o barrio), donde se enclava el palazzo Bembo, que llama la atención del caminante que acompasa sus pasos a los latidos de su corazón. Cerca del palacio, en la casa 6044, vivió Mauro Faustinelli (1924 – 2006), el creador de Asso di Piche, el personaje que inició la historia del cómic veneciano.



Los Bembo fueron una de las muchas familias ilustres venecianas. Gianmatteo Bembo, sobrino del famoso Pietro Bembo, colocó en la fachada del palacio, la hornacina con el extraño personaje. Un Homo silvanus, hombre del bosque, con barba hirsuta y todo el cuerpo lleno de pelo,que además porta un escudo redondo donde figura el Sol. ¿Un ser protector de la naturaleza como el Basajaun?. ¿Reminiscencias de Silvano o Faunos de la cultura clásica?.¿El mismísimo Cronos, dios del tiempo, con el disco solar en la mano?. Venecia es mujer, y toda ella está llena de simbología femenina, pero en este caso, se trata claramente de un ser con atributos masculinos (salvajismo, vello hirsuto, disco solar). Una criatura ambigua en la que conviven la inocencia del buen salvaje con la perversión sexual del sátiro. Bajo la protección del Sol, el astro rey, el Homo silvanus decide abandonar la corrupción y la decadencia de la ciudad y buscar protección, y recuperar la pureza original perdida, en el bosque.




Debajo de la escultura una inscripción dice algo así: “Mientras este Zara (¿el Sol?) sigue girando, Cattaro, Capodistra, Verona, Chipre y Creta, cuna de Júpiter, serán testigos de mi actos”. Al adorar a Júpiter y al Sol, la familia Bembo, sin saberlo, estaba traicionando a Venecia.


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