martes, 14 de marzo de 2023

CHILD IN TIME.

 


Cuando sobre un escenario coinciden talentos innatos, egos superlativos y capacidad creativa, el resultado es una de las bandas más influyentes en la historia de la música. Deep Purple significó para el Hard Rock, lo que Richard Wagner para la ópera, una auténtica revolución conceptual. Partiendo de la psicodelia y el rock progresivo y sinfónico, se convirtieron en (uno de los) pioneros del Hard Rock (y por extensión del Heavy Metal). No es posible comprender la complejidad musical de las últimas décadas del siglo XX sin grupos como este, no en vano forman, junto a Black Sabbath y Led Zeppelin, la Trinidad Impía del Rock Británico.


En Child in Time, incluida en In Rock (1970), un disco que marcó una de las cumbres compositiva e interpretativa de la banda, cada uno de los componentes de la mítica formación conocida como Mark II, entregó lo mejor de sí mismo. Los dedos de Jon Lord, acariciando los teclaros de su órgano nos va introduciendo en el tema, Ian Paice marca el ritmo con su batería y Robert Glover los acompaña con las cuatro cuerdas. Los primeros acordes van creando la atmósfera perfecta para recibir a Ian Gillan, capaz de registros imposibles para la mayoría de los mortales, su voz va creciendo en intensidad a medida que avanzan los minutos, hasta alcanzar el clímax absoluto, prolongado hasta una especie de infinito rockero, por la demoledora guitarra de Ritchie Blackmore. Tras el éxito de las seis cuerdas, un intermezzo casi imperceptible, un nuevo comienzo musical, Ian Gillan recupera el protagonismo para guiar a toda la banda a un final de tintes épicos.

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