En el año 529 el emperador Justiniano ordena la clausura de la Academía Neoplatónica de Atenas, lo que supuso el triste cierra de una época, el Clasicismo. Isidoro de Gaza, que había sido uno de sus últimos directores, se vio obligado a abandonar la ciudad junto a otros filósofos como Damascio de Siria (discípulo, amigo y sucesor al frente de la academia), Simplio de Cilicia, Eulamio de Frigia, Prisciano de Lidia, Hermias de Fenicia y Diógenes de Fenicia. Isidoro de Gaza encontró refuio en la corte sasánida de Khusro I Anosharvan, donde pudo continuar con sus estudios.
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