Llevamos tres semanas de Camino y hoy avanzaremos con paso firme sobre León, la capital del Reino. Cambiaremos el sosiego y la soledad del páramo por el bullicio de sus calles. La ciudad engulle a los peregrinos, que cambian los senderos de tierra, el sol abrasador y las duras rampas, por los semáforos, las rotondas infernales, el molesto ruido de los coches y las calles atestadas de gente.
Poco más de dieciocho kilómetros separan Mansilla de las Mulas de León. Avanzamos metidos en la carretera misma, se nota, se siente, a lo lejos, la gran urbe. Atravesamos Villamoros de Mansilla y desayunamos a un salto de piedra de Puente Villarente. Más adelante Arcahueja.
En Puente Villarente cruzamos el río Porma.
Mucho antes de llegar a la ciudad, ya podemos ver las blancas torres de su catedral. La capital del reino, la gran urbe del noroeste peninsular, historia vida de la Meseta Noche.
A la altura del barrio Puente Castro una pasarela peatonal permite salvar el río Torio, la llegada a la urbe se prolonga demasiado, una larga avenida nos conduce hasta el centro. Entramos con paso firme en León, dejamos atrás la iglesia de San María del Mercado, callejeamos un poco, y finalmente la mágica catedral, la Pulchra Leonina, maravilloso ejemplo del gótico. Acabada la etapa, comienza la visita a la vieja capital del reino.
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