Albert de
Sajonia-Coburgo-Gotha fue esposo y consorte de la Reina Victoria del
Reino Unido. Su temprana muerte, 42 años, sumió a la reina en un
estado de duelo y melancolía que le acompañó practicamente toda su
vida. Como recuerdo inmemorial de su gran amor, la reina mandó
construir un espectacular memorial en Londres. Su autor George
Gilbert Scott se inspiró en el estilo neogótico para dar forma a
uno de los monumentos más representativos de la arquitectura
victoriana. En las cuatro esquinas del memorial ocupan su lugar otras
tantes alegorías a los cuatro continentes por los que se extendía
el Imperio Británico: Toro (Europa), Elefante (Asia), Dromedario
(África) y Bisonte (América).
El elefante, el monje budista y el árabe, simbolizan el
continente asiático, donde se encontraba la India, Joya de la Corona
del Imperio Británico.
El Dromedario, animal imprescindible para la vida en el desierto, simboliza la presencia británica en África. La mujer ataviada como la misma Cleopatra recuerda la importancia estratégica de Egipto.
El Bisonte, el mayor herbívoro de la pradera americana y animal tótem de los indios de las llanuras, simboliza a la América anglosajona.
El Toro es símbolo del continente europeo desde que Zeus decidió
metamorfosearse en uno, raptar a Europa y esconderse con ella en la
isla de Creta. Corona, orbe y cetro, elementos de la realeza y del
dominio británico del mundo.
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