Un sendero, un camino duro, de
esos rompepiernas, con continuas subidas y bajadas, con suelos
rocosos y bosques húmedos, nos han traído a Soto de Luiña, un
pequeño pueblo (perteneciente al Concello de Cudillero) hospitalario
con visitantes y peregrinos.
Su iglesia Parroquial de Santa
María es muy interesante, una pequeña y desconocida joya
arquitectónica, con el típico soportal, que aún es utilizado por
los vecinos para resguardarse de la lluvia (y del mal tiempo). Pero
la fina lluvia de verano, no moja.
El conjunto monumental de Soto
de Luiña es el resultado de la ordenación urbanística en torno a
la Iglesia Parroquial. Los orígenes del templo se sitúan en el
siglo XVI y continúa evolucionando a lo largo del siglo XVII hasta
adquirir su identidad actual en la centuria siguiente.
La Iglesia de Soto de Luiña es
un bello ejemplo de la arquitectura barroca asturiana en su expresión
rural.
Lo más llamativo de la iglesia
es su torre frontal de planta cuadrangular. Reloj y campanario, una
muestra del poder secular de la Iglesia Católica. Once hornacinas,
con otras tantas esculturas, es el motivo ornamental más innovador
que presenta el conjunto.
Vinculado a la iglesia
encontramos el Hospital para peregrinos. Ambos edificios están
íntimamente relacionados con el Camino del Norte que pasa por la
localidad. El hospital se documenta en el siglo XVI, aunque la obra
que podemos contemplar en la actualidad presenta una arquitectura que
se desarrolló en conjunto con la iglesia. Desde un punto de vista
meramente formal entronca con los modelos de la arquitectura noble
rural, que contaba con las dependencias auxiliares propias de la
explotación agropecuaria.
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