La naturaleza concede un préstamo
a la sociedad humana, en este caso la piedra. Con el tiempo siempre
vuelve para reclamar lo que es suyo. Durante la mayor parte de la historia de la
Humanidad, la piedra y la madera, han sido el material de
construcción más utilizado (hasta la invención del acero y el
hormigón industrial). Las piedras, no obstante, aunque pasen
centurias, siguen conservando su alma.
Al borde del camino de Santiago,
cerca de la hermosa población de Luarca, las piedras de la antigua
Iglesia y Cementerio de Santiago, llevan desde la Edad Media viendo
pasar peregrinos. Aunque son pocos los que detienen sus pasos para
contemplar sus ruinas.
Al parecer existen referencias
documentales desde el siglo X, durante el reinado de Fruela II. De
origen altomedieval, muestra vestigios del prerrománico y el
románico.
Después de la epidemia de gripe
que coincidió con la Primera Guerra Mundial, el cementerio se vio
colapsado, y en el año 1922 el párroco del lugar (con apoyo
logístico de una familia aristocrática) consiguió trasladar la
iglesia a otra ubicación.
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