Para conservar su reino, debe
atender a estos tres principios:
Perseverancia pacis, es
decir la preservación de la paz y la armonía en el interior de cada
uno.
Delectio paganorum, la
destrucción de los infieles.
Ecclesiarum ad legem, el
prefeccionamiento de la vida colectiva y las mentes cristianas.
Carta del abad Oliva a Sancho
III, rey de Navarra, 1023.
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