El pueblos abjasio lleva
atrincherado en el Cáucaso desde la Antigüedad, morando la
vertiente meridional de la cordillera, entre los valles de Yugur y de
Bsib. Su territorio, en la actual Georgia, formó parta del reino de
la Cólquide a mediados del primer milenio a.C y posteriormente
también bajo dominio grecorromano. En la actualidad siguen sufriendo
control externo, en este caso, el estado georgiano, y por tanto,
reclamando el derecho a su autodeterminación.
Los abjasios – conocidos como
Abasci y Achoci en la antigüedad - fueron considerados buenos
esclavos por griegos, romanos y bizantinos, y siempre fueron un
pueblo libre e indómito, dedicados al pastoreo, la caza y el
bandolerismo, y en ocasiones, incluso de lanzaban a la piratería en
las costas del Ponto Euxino. Su tierra fue escenario de cruentas
batallas hasta la caída del Ponto en el 63 a.C. Posteriormente
fueron dominados por algunos reyezuelos locales georgianos, y en el
siglo VIII se fundó el primer reino abjasio. Posteriormente otomanos y rusos dominaron Abjasia. En la actualidad el pueblo abjasio lucha para que la República Abjasia sea considerada un estado soberano.
Este pueblo cuenta con una rica
tradición oral, posee sus propias versiones de la saga de los Narts,
cuentos originarios del Cáucaso, que conforman la mitología de la
región. Los Narts son una raza de Gigantes, Sosruko es un malhechor
y Satanaya es la matriarca. Un tema común con la mitología griega,
Prometeo Encadenado.
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