El príncipe
debe prescribir que se dé el mayor impulso a la agricultura, que
debe ser alentada, así como los labradores han de ser tratados con
benevolencia y protegidos en sus labores.
También es
preciso que el rey ordene a sus visires y a los personajes poderosos
de su capital que tengan explotaciones agrícolas personales; cosa
que será del mayor provecho para unos y tros, pues así aumentarán
sus fortunas; el pueblo tendrá mayores facilidades para
aprovisionarse y no pasar hombre; el país será más próspero y
rico, y su defensa estará mejor organizada y dispondrá de mayores
sumas.
Tratado
jurídico escrito por Ibn Abdun, Sevilla, siglo XI.
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