viernes, 20 de abril de 2018

CÁMBRICO, UN TIEMPO NUEVO.



Primer periodo de la era Paleozoica, el Cámbrico dejó atrás una época de tinieblas biológicas e inaugura el eon de la vida por excelencia, el Fanerozoico. Durante este período trascendental tuvo lugar la mayor diversificación de la vida de toda la historia del planeta. En la conocida como “explosión cámbrica” se originaron (o se crearon, allá cada cual con sus creencias) casi todos loas grandes grupos de invertebrados.

A nomenclatura del Cámbrico, el período más temprano en cuyas rocas es posible encontrar fósiles abundantes de organismos pluricelulares más complejos que esponjas y medusas, procede de Cambria, en Gales, lugar donde se hallaron las primeras rocas estudiadas para esta época. Su comienzo se sitúa hace unos 540 millones de años y su final hacia 488 millones de años.



Desde un punto de vista meramente geológico, el gigantesco continente del Precámbrico, Panotia, continua fragmentándose en diversos bloques continentales por la acción de las placas tectónicas, desgajándose Laurentia, Báltica y Siberia. Gondwana, que era uno de los continentes de mayor tamaño se fue desplazando dirección sur. Un gran océano, Panthalasa cubría la mayor parte de la superficie del hemisferio austral.

El clima del Cámbrico fue sensiblemente más cálido que durante las etapas anteriores, caracterizadas por intensas edades de hielo.


El acontecimiento más trascendental ocurrido en este tiempo es la llamada Explosión Cámbrica, una reverberación de la vida sin precedentes hasta ese momento, muchos “phyla” aparecen súbitamente, en ocasiones sin ancestros conocidos. Los seres vivos evolucionaron más rápidamente que nunca, se vuelven más complejos y se diversifican en multitud de formas. La biomineralización, capacidad de los animales para sintetizar elementos minerales y constituir esqueletos, es un proceso generalizado, aunque no todos los animales desarrollaron esas partes duras.


Dentro del Reino Vegetal predominan las algas en el mar y los líquenes en la tierra. Esta proliferación de organismos fotosintéticos contribuyó, de forma decisiva, a la liberación de Oxígeno, circunstancia que propició un aumento significativo del porcentaje de este gas en la atmósfera.


En los océanos, cuna vital, aparecieron artrópodos como los entrañables trilobites, los animales más característicos, y emblemáticos, de todo el Paleozoico, los ostrácodos, y los braquiópodos, animalillos con concha, muy similares a los moluscos. En estos ecosistemas cámbricos vivían otras criaturas como algas rojas y verdes más sofisticadas que en épocas precedentes, esponjas y lejanos antepasados de los equinodermos. Según se desprende de algunas estimaciones, muchas de los “phyla” presentes en la biosfera actual contaban con representantes en las tierra cámbrica.


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