Las
naciones se nutren de los mitos, el pueblo se identifica con ellos, y
al final la leyenda termina devorando al hombre.
Extraordinario
militar portugués, amigo de la infancia de Juan, Maestre de la Orden
de Avis y el hijo del rey Pedro I. Cuando Juan se convirtió en rey
de Portugal, Nuno Álvares Pereira fue nombrado condestable del
reino. Juntos consiguieron consolidar la monarquía portuguesa,
acabar con la influencia de Castilla y fundar una nueva dinastía en
Portugal.
La
enorme estatua de Nuno Álvarez Pereira trata de ensombrecer el
Monasterio de Batalha, construido por Juan I, para conmemorar la
victoria (definitiva) sobre los castellanos en la batalla de
Aljubarrota (año 1385). Ese día Nuno, que se enfrentó con su
hermano que luchaba en el bando castellano, diseñó la estrategia y
guió a las huestes portuguesas al triunfo. Un José Mourinho de la
Edad Media; disciplinado, táctico y obstinado.
Años
después, al quedar viudo, aburrido de las intrigas palaciegas y
cansado de los campos de batalla, renunció a sus títulos y
posesiones, e ingresó en la Orden Carmelita, retirándose al
Convento do Carmo lisboeta, que él mismo había fundado. Allí
esperó pacientemente la llegada de la muerte.
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