domingo, 25 de febrero de 2018

NUNO ÁLVARES PEREIRA.



Las naciones se nutren de los mitos, el pueblo se identifica con ellos, y al final la leyenda termina devorando al hombre.



Extraordinario militar portugués, amigo de la infancia de Juan, Maestre de la Orden de Avis y el hijo del rey Pedro I. Cuando Juan se convirtió en rey de Portugal, Nuno Álvares Pereira fue nombrado condestable del reino. Juntos consiguieron consolidar la monarquía portuguesa, acabar con la influencia de Castilla y fundar una nueva dinastía en Portugal.


La enorme estatua de Nuno Álvarez Pereira trata de ensombrecer el Monasterio de Batalha, construido por Juan I, para conmemorar la victoria (definitiva) sobre los castellanos en la batalla de Aljubarrota (año 1385). Ese día Nuno, que se enfrentó con su hermano que luchaba en el bando castellano, diseñó la estrategia y guió a las huestes portuguesas al triunfo. Un José Mourinho de la Edad Media; disciplinado, táctico y obstinado.



Años después, al quedar viudo, aburrido de las intrigas palaciegas y cansado de los campos de batalla, renunció a sus títulos y posesiones, e ingresó en la Orden Carmelita, retirándose al Convento do Carmo lisboeta, que él mismo había fundado. Allí esperó pacientemente la llegada de la muerte. 


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