La catedral de los Santos Justos y Pastor es la sede del Arzobispo de Narbona, un poderoso señor feudal de la Edad Media en el sur de Francia.
El edificio fue construido
siguiendo el modelo de los grandes edificios de estilo gótico
florido del Norte de Francia. La primera piedra se colocó con todo
el boato que la ocasión merecía, el 3 de abril de 1272. El caso es
que nunca fue concluida del todo y este hecho le otorga un aspecto
ciertamente original.
En el coro se encuentran
incrustadas las tumbas de varios arzobispos, como por ejemplo la del
cardenal Pierre de La Juegie.
La capilla de la Anunciación,
construida en los albores del siglo XV, ocupa el espacio del coro de
la antigua iglesia de Theodard.
Eterno guardián de huesos.
El claustro, construido en el
siglo XV, comunica el coro fortificado con el Palacio de los
Arzobipos, dando forma a un enorme complejo
religioso-defensivo-palaciego.
Altar mayor.
Los recios muros de la catedral –
nunca inferiores en su cometido al de los grandes castillos – son
como los de la más poderosa de las fortalezas y durante la Guerra de
los Cien Años fueron capaces de repeler una incursión del Príncipe
Negro.
Arte gótico de vanguardia. La
estructura del edificio es difícil de captar y de comprender, es
necesario rodearlo varias veces para poder ver cada una de sus
múltiples caras. Un fascinante complejo arquitectónico que se funde
(y se confunde) con el ayuntamiento. Galimatías arquitectónico con
infinitos puntos de vista, una catedral muy original que precede (en
varios siglos) a los movimientos de vanguardia decimonónicos.
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