Y mañana llegaremos a Santiago
después de dura marcha cargados de ilusiones, como cada uno de los
viajes en que nos embarcamos. Cuando descendamos desde O Gozo
atracaremos en nuestro puerto, habremos hallado otro Santo Grial
Vital. Siglos de huellas nos han precedido y otras tantas llegarán
detrás. Un ritual tan antiguo como el mismo hombre, seguir la senda
de los que vivieron (y pasaron) antes que nosotros. Pero la llegada a
Compostela no es un final, simplemente una etapa más en el
irrepetible Camino Vital. Y esta vez lo recorrí junto a ella,
inseparable compañera de la vida.
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