Albaneses y serbios
llevan siglos fomentando una peligrosa enemistad, cuyo origen al
parecer habría que buscarlo en la Edad Media, y es que esas cosas
suelen ocurrir entre todos los vecinos. De la misma manera que
podemos encontrar motivos para el desencuentro, también es posible
dar a conocer razones para la solidaridad. Santa Angelina es un
ejemplo de ello.
Angelina nació en el
seno de un destacado clan albanés, los Arianiti. Su padre era Gergj
Arianiti y su hermana Donika, la esposa del caudillo Skanderbeg.
Angelina se casó con Stefan Brankovic, el hijo del déspota serbio
Durad Brankovic. Pudo ser un matrimonio basado en el amor, y quizás
primaron los intereses políticos, militares y estratégicos, pero lo
importante es que serbios y albaneses colaboraban para hacer frente a
un enemigo común, el Imperio Otomano.
Cuando los otomanos
invadieron y borraron del mapa el Despotado Serbio, Angelina y Stefan
se refugiaron en Italia. Cuando murió su esposo, Angelina viajó al
Reino de Hungría y finalmente se retiró a un monasterio en Fruska
Gora. Por su vida piadosa fue proclamada santa (al igual que su
marido) y pasó a ser venerada por la Iglesia Ortodoxa. Tanto en
Serbia, Venerable madre Angelina, como en Albania, Angelina de Krujë.
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