El mono desnudo, como
acertadamente lo bautizó Desmond Morris, abandonó el bosque, se
internó en la sabana y en su viaje descubrió la piedra e inventó
dioses. Con el tiempo aprendió a transformar la piedra a imagen y
semajanza de esos dioses. Los ídolos, llamados oculados, bien pueden
representar a uno de esos dioses. La representación de esos enormes
ojos es el elemento común que caracteriza a este tipo de figurillas,
unificadas bajo el concepto de oculados. Otros rasgos pueden
corresponder al pelo y a un posible tatuaje facial. Las
circunstancias del hallazgo no han permitido determinar su
procedencia exacta, y a pesar de ser conocido como "Ídolo de
Extremadura", la concentración de piezas similares hacen
suponer que apareciese en la cuenca del Guadalquivir. Pese a tratarse
de un representación asexual, se ha relacionado con divinidades
femeninas o encarnación de la muerte, vinculada a las creencias
centradas en el culto a la fertilidad practicado por los miembros de
sociedades agrarias protohistóricas. Mientras miro fijamente al
fondo de los ojos de esta figurilla tratando de captar su esencia no
puedo dejar de preguntarme si es posible que algún primate pariente
haya inventado también sus propios dioses.
Pequeños cuentos centroeuropeos
Hace 41 minutos
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