Etapa larga que pica hacia arriba, a través de silenciosas aldeas que parecen olvidadas por el tiempo, y espectaculares bosques de robles que alternan con robustos eucaliptos. Los mirlos son unos simpáticos compañeros. Los peregrinos que realizan la ruta portuguesa unen en la última etapa el alfa y el omega del camino, Padrón y Santiago de Compostela.
Nuestro mantra, nuestros pasos.
Los santuarios y los cementerios nos acompañan a lo largo de toda la jornada: el Santuario A Esclavitude y la Capilla de María Magdalena en Milladorio son las más interesantes.
De Portugal a Santiago. El final del Camino Portugués es mucho más hermoso que aquel que procede desde el Monte do Gozo, aunque a decir verdad, el paseo por la ciudad parece alargarse hasta el infinito, y aún más allá. La meta se hace esperar.
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