En el camino que une Logroño con Burgos emerge Belorado, ubicada en las estribaciones de la Sierra de la Demanda. Origen celtibérico (o eso dicen por ahí) en la Edad Media se configura como villa; su nombre “belforatus”, hermoso agujero. Belorado disfrutó de apogeo económico desde época temprana. Las circunstancias que hicieron posible ese apogeo económico son las que siguen: cruce de caminos entre el valle agrícola y la sierra ganadera, la influencia del Camino de Santiago y la situación entre Castilla y Navarra, que favorecían a la villa para atraérsela a cada una de sus causas geopolíticas.
Villa medieval de origen romano, importante núcleo estratégico, que en el siglo IX formaba parte de la línea de fortalezas fronterizas del Condado de Castilla. En el siglo XII, Alfonso I de Aragón le concede fueros, convirtiendo Belorado en una destacada plaza medieval. En la actualidad cuenta con 2800 habitantes.
En el año 1116 Alfonso I el Batallador (rey de Aragón y rey de Pamplona) le concedió fuero y entre los privilegios que recoge estaba el de celebrar una feria anual por San Miguel, de las más antiguas documentadas en España. Belorado que se pobló desde 1116 con un fuero de francos y posiblemente, allí surgió la primera feria de que se hace mención en Castilla (La formación medieval de España. Ladero Quesada). Por su pasado vinculado con el Camino de Santiago en el sello concejil, queda como recuerdo, una torre y un estrella, símbolo de Compostela. La inscripción también es alusiva: Señor muéstrame tus caminos. Belorado es, como Castrojeriz, Carrión, Frómista o Sahagún, una de esas villas nuevas nacidas al calor del Camino de Santiago. El desarrollo del Camino fue potenciado a partir del momento en que Santo Domingo dirige el Camino por Belorado.
En su urbanismo, Belorado se aparta de la típica traza alargada jacobea, mas no en el encanto del Camino y de la hospitalidad que siempre le ha dado vida y esperanza. Fruto de este carácter acogedor fueron los hospitales que como en otros muchos lugares del Camino, acogían y cuidaban a pobres y peregrinos.
Enrique Alonso
Belorado, Vigía del Camino.
Revista Peregrino Nº18
Ya en la Edad Moderna Belorado formó parte de los Señoríos de los Condestables de Castilla. Los blasones que cuelgan de sus casas son de esta época.
Enrique Cook refiere a finales del siglo XVI; “Es villa de hasta 700 vecinos, perteneciente al Condestable de Castilla, Duque de Frías . . . La comarca es de mucho pan y vino, fruta y caza y la gente es rica. Aymeric Picaud añade carne, pescado, leche y miel a la lista de productos.
Enrique Alonso
Belorado, Vigía del Camino.
Revista Peregrino Nº18
Plaza Mayor. Plaza porticada de genuino estilo castellano. Se consolida como espacio público a partir de la Baja Edad Media y el siglo XVI.
Iglesia de San Pedro Apóstol. Es una obra del XII pero en el siglo XVII, la construcción medieval fue totalmente remodelada, adquiriendo entidad barroca. Cuenta con una esbelta torre de campanas, una nace alta abovedada y capillas laterales unidas por un corredor.
Iglesia de Santa María. Esta antigua iglesia de la Virgen de la Capilla se reedificó en el siglo XVI, renacimiento pleno. Cuenta con interesantes sepulcros y una capilla jacobea con retablo del XVI. Construida en el lugar donde se ubicaba la capilla medieval de la desaparecida fortaleza. Una talla gótica de Santa María preside un altar barroco. La iglesia se alza en la entrada misma de la villa, y conserva una estela con la cruz paté del Temple.
Castillo. Restos de la importante fortaleza medieval que marcaba el límite con el Reino de Navarra. Fernán González en el 945 dio gran valor a este castillo en el inicio del condado castellano. Probablemente fue construido en el siglo IX durante el reinado de Alfonso III. Perteneció al Cid. El castillo de Belorado fue una destacada plaza fuerte integrada en el sistema defensivo que vigilaba el paso de Navarra a Castilla (y viceversa). Unas ruinas ruinosas. Queda en pie parte de la torre del homenaje.
Cuevas de San Caprasio, San Valentín y Santa Pía. Según las leyendas (que quizás llegaron a Belorado a través del Camino de Santiago) estas cuevas fueron utilizadas como cenobio por San Caprasio, obispo de Agen, y sus compañeros eremitas Santa Pía y San Valentín.
Una vez más un aglomeración de nombre prestigioso, el Belfuratus de la Guía, no conserva más que recuerdos del pasado. Hubo hospitales e iglesia grande, ésta ha sido enteramente rehecha. Más importante que un eventual resto de los siglos densos, es la presencia de cuevas que, a ciencia cierta, han sido habitadas. Una cueva puede datar de miles de años, y en principio es lo primero que sirvió de albergue al hombre. Podemos asegurar por lo tanto que durante siglos, hombres cada vez más solitarios, por diversas razones, las han ocupado. En la vecina Nájera, y en otros lugares, salieron monasterios del monte. Aquí no aparece rastro de anclaje cenobítico: los solitarios desaparecieron sin ser recuperados, llevándose su secreto.
Juan Pedro Morin Bentejac
Jaime Cobreros Aguirre.
El Camino iniciático de Santiago.
La Judería. Quedan aún restos de esta judería que los historiadores sitúan en el actual Barrio del Corro, hoy Ollerías Viejas. Esta judería desempeñó un importante papel en la vida económica de Belorado. A pesar del tiempo transcurrido conserva un aire pintoresco. Una zona bien conservada y poco modificada.
Ermita de Nuestra Señora de Belén. Edificación medieval del siglo XII. Fue hospital de peregrinos y cofradía de los caballeros de Orden de Santiago. Se reedificó en el siglo XVIII.
Convento de San Francisco. 1250. Azarosa historia; incendios, ruinas, desamortización, subasta y desaparición. Fue uno de los cincos conventos de la primera Custodia Burgalesa, fruto de las limosnas. En este antiguo convento se detuvo el misionero franciscano Bernardino de Siena en su peregrinaje a Compostela.
Convento de Nuestra Señora de la Bretonera. Convento de clausura regentado por hermanas clarisas.
Muralla. Siglo XIII. Origen incierto. Aún quedan algunos lienzos en ciertos puntos de la ciudad.
Puente Canto. En la salida hacia Burgos, sobre el río Tirón. Gran valor estratégico. En tiempos de Alfonso VI fue reconstruido por Santo Domingo, ayudado por San Juan de Ortega. Y se encuentra en medio de los municipios que llevan los nombres de los santos.
Paseo del Ánimo. Mosaicos de baldosas de bronce con la huella de la mano, símbolo de acogida, y del pie, como acompañamiento testimonial de esas personas que dejan huella. También firmas anónimas y de personas que con su trabajo han contribuido al éxito de la Ruta Xacobea.
Folklore, el Arranque. Se trata del salto inicial de un antiguo baile previo al pasacalles en las fiestas de Gracias. En el Arranque participan un grupo de ocho danzantes dirigidos por el Cachibirrio. Las fiestas de Gracias se celebran el jueves anterior al primer domingo de Septiembre.
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