Varias jornadas tragando polvo y
caminando durante horas bajo el Sol o bajo la lluvia, a veces solo, a
veces en compañía, y sin darnos cuenta, entramos de lleno en la
Ruta de las Estrellas, la Vía Láctea, en la que se entremezclan
(sin que sepamos exactamente como) la peregrinación y la alquimia.
La transformación en oro, en metal precioso, una vívida metáfora
de la iniciación y de la maduración personal. Las novelas, el cine
y los relatos enfatizan todo el misticismo que rodea al milenario
Camino de Santiago. Armengoud, Dragó, Fulcanelli, Carpenter y muchos
otros, caminaron letras antes que yo.
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