Naturaleza domeñada por el
hombre, un maravilloso lugar para refrescar los pies y reposar el
alma.
Este precioso enclave
humanizado forma parte de un Parque Natural en el que podemos ver
hasta diecisiete muiños (molinos).
En el hostal de Pontevedra nos
dieron la clave para encontrar este idílico enclave. Sin la
información recibida habríamos pasado de largo. Otra prueba más,
de lo importante que es saber escuchar.
Una parada fundamental en
nuestro Camino Portugués a Santiago.
A veces (casi siempre) es necesario (y obligatorio) apartarse del
camino señalado.
Sintiendo el camino en cada poro de piel, ser todo en cada
momento.
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