Donde
los arquitectos militares de la Edad Moderna, la era de la pólvora y
la artillería, levantaron un bastión, existía en la Edad Media un
castillo. La Ciudadela de Saint Jean Pied de Port, magnífico ejemplo
de baluarte artillero que reposa en la colina Mendiguren, es una
muestra indudable del tradicional carácter estratégico de la
localidad.
En
los inicios del siglo XVI los reyes Carlos I y Francisco I mantenían
una enconada disputa (con el trono imperial de fondo) y el castillo
medieval aquí situado fue arrasado por las tropas españolas después
de un asedio de tres semanas. La tensión constante entre Francia y
España y el contexto bélico permanente llevaron a la determinación
de convertir Saint Jean pie de Port en un bastión defensivo con
guarnición permanente entre Bayona y Pamplona.
Durante
la década de 1620 la actual ciudadela fue tomando forma con la
construcción de los cuatro bastiones angulares. Antes de que acabase
el siglo el ingeniero Vauban, que trabajaba a las órdenes de Luis
XIV, el Rey Sol, dejó aquí su marca personal en el estilo de los
edificios y puertas, y la construcción de subterráneos.
Desde
el siglo XVIII la vida de esta tranquila villa pirenaica transcurría
a ritmo de paso militar, con la llegada de convoyes, los movimientos
de tropas y la presencia constante de una guarnición de quinientos
hombres. Esta ciudadela jugó un destacado papel en las guerras de la
Revolución y del Imperio, por aquí pasó Napoleón para invadir
España y en 1814 resistió un enconado asedio. En el siglo XX perdió
su condición militar, fue declarada Monumento Histórico y
actualmente es un colegio.
Desde
del cumbre de la colina Mendiguren, la fortaleza domina ciudad y
entorno, y podemos obtener una buena perspectiva de los cercanos
Puertos de Cize. Hoy es posible meterse en la piel de los soldados
que formaban parte de la guarnición permanente de la ciudad y
recorrer el camino de ronda (o adarve). Moviéndose uno por aquí
puede desentrañar (en altura) los intrincados secretos de la ciudad.
Troneras, garitas, almenas y matacanes nos sumergen en un emocionante
pasado bélico.
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