“Al día siguiente determinaron
que había que marchar por donde pudieran hacerlo muy rápido, antes
que el ejército armenio se reagrupara y otra vez ocupase los
desfiladeros. Tras recoger los bagajes, sin dilación emprendieron la
marcha con muchos guías por entre gran cantidad de nieve, y en el
mismo día pasaron por la cima en la que Tiribazo pensaba atacar,
acampando luego. Desde ese lugar recorrieron, en tres etapas por el
desierto, quince parasangas hasta el río Éufrates, y lo cruzaron
mojándose hasta el ombligo. Se decía que sus fuentes no estaban
lejos de allí. Avanzaron desde el río, a través de una llanura con
abundante nieve, en tres etapas, quince parasangas. La tercera etapa
fue dura: un viento del norte soplaba en sus caras, quemándolo
absolutamente todo de frío y helando a los hombres".
Jenofonte. Anábasis. IV, 5.
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