Caballeros
de capucha y espada, monjes guerreros, mitad místicos y mitad
soldados, guardianes de una antigua tradición, adalides de la
justicia y buscadores incansables de la perfección del espíritu.
Templarios y Jedi comparten una misma esencia.
Los
grandes creadores de sueños de la historia, desde Homero hasta
Georges Lucas, pasando por William Shakespeare, J.R.R. Tolkien y Walt
Disney, siempre bucearon en los océanos de la literatura, la
historia, el arte, las leyendas y las tradiciones populares, para
configurar a sus criaturas y personajes. Como escribió Sánchez
Dragó hace cuarenta años en su Gárgoris y Habidis “es imposible
fabular desde el vacío”. Del mismo modo que es imposible soñar
sin recuerdos ni vivencias. La generación espontánea es una simple
quimera.
A la hora
de dibujar a los Caballeros Jedi, el visionario George Lucas buscó
(y encontró) inspiración en los samuráis japoneses, en los monjes
shaolín chinos y en la Orden del Temple. Esta orden miliar surgió
en un momento y en un contexto muy concreto: la época de las
cruzadas. Aunque la Orden del Temple es la más conocida, no fue la
única creada en Tierra Santa, pues la Orden de San Juan de Jerusalén
o la de los Caballeros Teutónicos, también nacieron al calor de la
cruzada. Los miembros de estas órdenes militares aunaban la faceta
militar y la monástica.
Utilizando
la lupa de la curiosidad (aumentada con ciertas dosis de frikismo)
podemos encontrar ciertas similitudes entre los caballeros del temple
y los caballeros jedi.
Jedi y
Templarios eran caballeros, expertos en la lucha cuerpo a cuerpo,
pero también se comportan como monjes, y siguen la estricta regla de
la Orden. Una orden que se muestra perfectamente jerarquizada, con
aprendices (padawan), caballeros y maestros. El Capítulo General es
el órgano supremo de la Orden del Temple, y el Consejo Jedi guía
los destinos de sus caballeros y establece las directrices a seguir.
La fuerza
- el equilibrio del Universo - o Dios. No hay que ser muy avispado
para comprender que la fuerza se puede equiparar con Dios (sea el
Dios que sea). Los Jedi tienen su propio templo, que sirve como sede
de la Orden, y los templarios tuvieron su primera casa en las ruinas
del antiguo templo de Salomón en Jerusalén.
Al igual que la fuerza tiene su
reverso tenebroso, también el Dios Cristiano lo tiene, pero en este
caso no nos referimos a Lucifer (qué también) sino al Islam, al
secular rival del Temple. Los templarios encontraron a sus sith en
los musulmanes sarracenos o en los fanáticos hashshashin ,
desencadenando una auténtica guerra santa. Tanto en los conflictos
en que se vieron implicados los templarios, como la lucha denodada de
los jedi, subyace la idea de cruzada.
La espada,
el símbolo arquetípico del caballero, del noble, del aristócrata,
define en definitiva a templarios y jedi. Al fin y al cabo, los jedi
no dejan de formar una casta, cerrada, con sus propias reglas y
estrictas normas. Célibes, pobres y obedientes como cualquier monje.
Y cuidadito con el que intente evadir estos votos. (Anakin lo hizo y
mirad como acabó)..Ambos caballeros – jedi y templario –
renuncian al amor romántico, por un amor más puro y universal.
Fijémonos
ahora en el enigmático sello de los templarios: dos cabalgan juntos;
el maestro y el aprendiz. Obi Wan y Anekin, Yoda y el joven Luke. El
Jedi y el Padawan. Hasta hoy nadie ha sabido explicar de forma
convincente el significado del símbolo templario en que dos
caballeros utilizan una misma montura. ¿No encontramos con un
caballero y su aprendiz?
La
tragedia sobreviene en esta larga historia. el papa Clemente V en
connivencia con el rey de Francia – Felipe IV el Hermoso -
desarticuló la orden del temple y mandó a la hoguera su último maestre Jacques de Molay , mientras que los jedi – en
virtud de la orden 66 – fueron traicionados, masacrados y
declarados proscritos. Mas a pesar de la brutalidad algunos
caballeros lograron sobrevivir.
Mucho se
ha escrito sobre la supervivencia de la Orden del Temple, se cuenta
que algunos caballeros llegaron a Escocia y ayudaron al rey Robert
Bruce a derrotar a los invasores ingleses o que un enigmático
personaje llamado Marcus Larmenius mantuvo la existencia de la orden
en la clandestinidad. En el fondo se trata de leyendas de reciente
creación, poca tradición y nula credibilidad.
Pero de la
misma manera que Luke Skywalker dirigió la fundación (y desarrollo)
de la Nueva Orden Jedi, el rey portugués Dionisio I “el labrador”,
aglutinó a los antiguos caballeros templarios y sus posesiones, y
fundó la Orden de Cristo. Un siglo después, esta Orden de Cristo,
bajo el maestrazgo de Enrique el Navegante, se lanzó a la conquista
de los mares.
La espada
(de luz o de acero) , es la más noble de las armas y símbolo de un
cuerpo creado para defender al más débil, llámese Cristiandad o
República. Los Jedi fueron los defensores de la República, de un
ideal de democracia, amenazada por las ansias absolutistas del
Imperio Galáctico. La Orden Teutónica era – de forma similar –
el brazo armado de la Hansa, una poderosa asociación de comerciantes
y ciudades del Norte de Europa.
Como las
aventuras de Obi Wan Kenobi, Qui Gon Jin, Luke Skywalker y el maestro
Yoda ocurrieron hace mucho tiempo, en una galaxia muy muy lejana,
nunca sabremos a ciencia cierta si George Lucas se inspiró en los
Templarios, o si por el contrario, fueron los pobres caballeros de
Cristo los que imitaron a los Jedi. En una última vuelta de tuerca,
podemos jugar a imaginar a un noble caballero jedi que huyendo de la
traición, llegó con su nave a nuestro planeta durante la Edad
Media, para acabar instruyendo a los primeros caballeros de Hugo de
Payns en las ruinas del templo de Jerusalén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario