Tito Pulo, pendenciero, truhán, valiente y mujeriego y Lucio Voreno, inteligente, honesto, leal, y no menos valiente, protagonistas de la celebrada serie de HBO Roma, existieron realmente, el propio Julio César, menciona las hazañas de estos dos centuriones en sus Comentarios a la Guerra de las Galias.
Pulo, Pulón en la obra cesariana, y Voreno, fueron dos centuriones y los únicos soldadados, que sin ser oficiales aparecen mencionados por César. Voreno y Pulo, comienzan siendo rivales en el seno de la XIII legión durante la campaña de las Galias para terminar convirtiéndose en muy buenos amigos, conservando esta amistad por encima de todas las vicisitudes vitales.
" Había en esta legión dos centuriones excepcionalmente valientes, que estaban a punto de alcanzar los primeros grados, Tito Pulón y Lucio Voreno. Constantemente discutían entre sí por ver cuál sería el antepuesto al otro, y todos los años rivalizaban por los primeros puestos con el mayor ardimiento. Uno de ellos, Pulón, cuando más encarnizada era la lucha en la fortificación, dice: <<¿Por qué vacilas, Voreno? ¿Qué ocasión aguardas para hacer gala de tu valor? Esta jornada decidirá nuestra disputa>>. Dicho esto, sale fuera de la fortificación y se lanza allí donde parece haber más enemigos. Tampoco Voreno se queda dentro de la fortificación, sino que, preocupado por lo que todos pudieran opinar, sigue sus pasos. A corta distancia, Pulón lanza su jabalina contra los enemigos y atraviesa a uno que venía corriendo de entre la multitud. Éste recibe el impacto y cae muerto. Lo protegen los enemigos con sus escudos, y todos a una disparan contra aquél sus dardos, cortándole la retirada. Atraviesan el escudo de Pulón y un venablo se le clava en la bandolera. Este accidente hace que se le gire la vaina. Mientras intenta sacar la espada tiene ocupada la mano derecha: se encuentra atascado y los enemigos lo están rodeando. En este difícil trance, corre en su ayuda su rival Voreno. Al punto, todo el tropel se vuelve contra él y se desentiende de Pulón, creyendo que había sido atravesado por el venablo. Voreno combate con la espada, cuerpo a cuerpo: mata a uno de ellos y obliga a los otros a retirarse un tanto. Mientras los acomete, llevado de su fogosidad, cae en un hoyo y rueda por tierra. Cercado a su vez, es ayudado por Pulón. Ambos regresan a la fortificación sanos y salvos y cubiertos de gloria, después de haber causado un buen número de bajas. De esta manera, en la competición y en la lucha la Fortuna dispuso para ambos que cada rival ayudase y salvase al otro, y que no fuera posible decidir cuál de ellos se debía anteponer al otro en valor".
Julio César. Guerra de las Galias. V, 44.
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" Había en esta legión dos centuriones excepcionalmente valientes, que estaban a punto de alcanzar los primeros grados, Tito Pulón y Lucio Voreno. Constantemente discutían entre sí por ver cuál sería el antepuesto al otro, y todos los años rivalizaban por los primeros puestos con el mayor ardimiento. Uno de ellos, Pulón, cuando más encarnizada era la lucha en la fortificación, dice: <<¿Por qué vacilas, Voreno? ¿Qué ocasión aguardas para hacer gala de tu valor? Esta jornada decidirá nuestra disputa>>. Dicho esto, sale fuera de la fortificación y se lanza allí donde parece haber más enemigos. Tampoco Voreno se queda dentro de la fortificación, sino que, preocupado por lo que todos pudieran opinar, sigue sus pasos. A corta distancia, Pulón lanza su jabalina contra los enemigos y atraviesa a uno que venía corriendo de entre la multitud. Éste recibe el impacto y cae muerto. Lo protegen los enemigos con sus escudos, y todos a una disparan contra aquél sus dardos, cortándole la retirada. Atraviesan el escudo de Pulón y un venablo se le clava en la bandolera. Este accidente hace que se le gire la vaina. Mientras intenta sacar la espada tiene ocupada la mano derecha: se encuentra atascado y los enemigos lo están rodeando. En este difícil trance, corre en su ayuda su rival Voreno. Al punto, todo el tropel se vuelve contra él y se desentiende de Pulón, creyendo que había sido atravesado por el venablo. Voreno combate con la espada, cuerpo a cuerpo: mata a uno de ellos y obliga a los otros a retirarse un tanto. Mientras los acomete, llevado de su fogosidad, cae en un hoyo y rueda por tierra. Cercado a su vez, es ayudado por Pulón. Ambos regresan a la fortificación sanos y salvos y cubiertos de gloria, después de haber causado un buen número de bajas. De esta manera, en la competición y en la lucha la Fortuna dispuso para ambos que cada rival ayudase y salvase al otro, y que no fuera posible decidir cuál de ellos se debía anteponer al otro en valor".
Julio César. Guerra de las Galias. V, 44.
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