martes, 21 de febrero de 2023

VENECIA, ESCALA HACIA TIERRA SANTA.

 


Tierra Santa, los Santos Lugares donde vivió y sufrió pasión Cristo, han sido, casi desde los orígenes mismos del cristianismo, el centro más destacado de peregrinación para cristianos de toda Europa. Muchos de esos peregrinos hacían escala en Venecia, y algunos pocos, dejaron testimonio escrito de su paso por la ciudad de los canales.


Después de la complicada travesía de los Alpes o de llegar navegando a la península Italiana, peregrinos de Europa occidental y septentrional, se reunían en Venecia, y desde el puerto de la ciudad se embarcaban para continuar la peregrinación hacia Jerusalén. Era mejor, y más seguro en estos tiempos, el viaje por mar. La ciudad, siempre abierta al comercio, a los visitantes y a todo tipo de negocios, se había especializado en esta forma de “turismo” religioso. Los viajeros eran alojados en fondacos (normalmente según su procedencia) o en posadas, como la famosa el Esturión (para Pedro Tafur muy notable aposentamiento).Los peregrinos muchas veces pasaban varias semanas en la ciudad aguardando la salida de su barco.


Para la República, los negocios siempre han sido cosa de estado, por eso la Serenissima establecía intérpretes en la Piazza San Marco y en el Rialto. Eran conocidos como tolomazi (una especie de guía turístico medieval) y se encargaban de ayudar a los extranjeros a sacar el billete, encontrar alojamiento y a cambiar moneda. Los más adinerados podían, además, hacer efectivos las letras de cambio que portaban. También indicaban los lugares más interesantes de la ciudad y que hacer para matar el tiempo de espera.


La flota solía realizar travesías en primavera y en verano, aprovechando las buenas condiciones para la navegación del Mediterráneo en esta época. Las naves solían hacerse a la mar el día de la Asunción y la travesía duraba tres meses. Por razones de seguridad y abastecimiento los barcos hacían escala en puntos fijos, como Rodas y Chipre.


El Comendador de Santiago y Marqués de Tarifa, Fadrique Enríquez de Ribera, inició su peregrinación en Bornos en el año 1518, navegó hasta Marsella, y de ahí vía Milán, llegó a Venecia, donde volvió a embarcar para alcanzar Jerusalén seis meses después. Al regreso volvió a detenerse en Venecia.


Otro de los viajeros que dejó interesante testimonio de su peregrinación a Tierra Santa y su paso por Venecia fue el hidalgo castellano Pedro Tafur, conocido por su obra “Andanzas y viajes”, escrita hacia 1454. Tafur llegó a Italia en 1436 y estableció su base de operaciones en Venecia para preparar dos largos viajes, uno al norte de los Alpes y otro hacia Tierra Santa. Pedro Tafur contrató el pasaje, para él y sus dos escuderos, en una galera y cerró el precio con el capitán, sesenta ducados. El precio incluía comer abastadamente, con las colaciones de muchas e buenas conservas ansí a la mañana como a la tarde o noche. Las semanas de espera las aprovechó Tafur para pasear y conocer a fondo la ciudad. Estamos en los orígenes del turismo cultural.


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