Alföld
es el nombre que los húngaros dan a la inmensa llanura sobre la que
se asienta su país , que corresponde con la parte más extensa de la
Gran LLanura Panónica. Esta enorme llanura que se extiende
mansamente por Europa Centro Oriental, se encuentra rodeada y
limitada por los Cárpatos, la meseta de Transilvania, los Alpes, los
Balcanes y los Dináricos, una impresionante frontera natural que ha
dotad a esta región de unas características culturales propias.
Los
panonios, tribus que da nombre a la llanura, fueron un puebo
prerromano que habitaron cerca, muy cerca de los ilirios, con los que
mantentían relaciones cordiales. Los romanos hicieron acto de
presencia y su declinar coincidió con una auténtica edad de oro de
las migraciones durante el alba de la Edad Media. La región panónica
formó parte del Imperio huno de Atila (del que dicen está enterrado
por aquí) del efímero reino de los Gépidos, del imperio nómada de
los ávaros, del reino franco, del estado protoeslavo de Samo y del
Imperio de la Gran Moravia. Y por encima de todos el Reino medieval e
Hungría.
Los
magiares llegaron a estas tierras y antes de asentarse
definitivamente guerrearon contra todos su vecinos. La Gran Llanura
Panónica debía recordar a sus lejanas y ancestrales estepas, debió
configurarse en la memoria colectiva de como una tierra prometida, y
finalmente se convirtió en la tierra donde el pueblo magiar echase
raíces. Hacia el año 1000 el rey Esteban fundó el Reino de Hungría
convirtiendo el Alföld en el centro de sus territorios.
La
llanura húngara se extiende hasta los Cárpatos por el Norte y el
río Sava por el Sur, siendo su principal artería el río Tisza. Con
el tiempo el poder real fue basculando hacia el norte, concretamente
a la colina de Buda, una ciudad emplazada junto al Danubio, alejada
del corazón de las llanuras meridionales, más fácil de defender de
mongoles y otomanos que penetraban en los espacios abiertos como una
espada en mantequilla.
En
1526 los húngaros fueron derrotados por los turcos en la decisiva
batalla de Mohacs, y las regiones central y oriental de la llanura
pasaron al Imperio Otomano. Los restos del naufragio quedaron
vinculados a la monarquía de los Habsburgos. De esta forma la
llanura se convirtió en escenario de una drama, la lucha de dos
gigantes, Emperadores y Sultantes, y como dice un viejo proverbio
chino "cuando dos elefantes pelean, quien sufre es la hierba".
Perto
todo eso quedó atrás en el tiempo y hoy la Gran LLanura Húngara es
uno de esos lugares para perderse, quitarse el reloj y escapar de la
ajetreada vida que llevamos en Occidente. Pararse a contemplar un
atarceder, detenerse a saborear una vino de la región, o simplente
pasear por cualquiera de sus alegres ciudades y disfrutar de la
hospitalidad húngara.
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